De la Veeduría Distrital de Bogotá me invitaron a hacer una reflexión sobre el sistema de bicicletas públicas de Bogotá. Aquí les comparto lo que escribí.
El informe Biciciudades 2013 realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo dice que de las once ciudades que hicieron parte de éste, (Asunción, Cochabamba, Cuenca, La Paz (Baja California), Manizales, Montego Bay, Montevideo, Bogotá, Buenos Aires, Lima y México D.F.), seis ya tienen o están en marcha, iniciativas para la implementación de bicicletas públicas, y además están apostándole a la consolidación de proyectos importantes para promover su uso.
Para no repetir la historia, es importante recordar la cantidad de líos que ha tenido la Administración Distrital para lograr la unificación de las tarjetas de las fases I y II de Transmilenio, con la fase III. ¿Será que esto se va a convertir en un nuevo lío para la implementación de las bicicletas públicas?
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El mismo informe señala que el uso de la bicicleta, como alternativa para mejorar la movilidad requiere de elementos determinantes como: la articulación de políticas públicas de seguridad vial y ciudadana, el desarrollo urbanístico, y medidas pedagógicas para promover la cultura ciudadana entre conductores, ciclistas y peatones.
Por ello, aunque celebro que hoy Bogotá sea una de las ciudades que está avanzando en el diseño de un sistema de bicicletas públicas, no comprendo porque éste, no está asociado al Sistema Integrado de Transporte Público (SITP).
De acuerdo a la encuesta de movilidad 2012, la presencia de la bicicleta en Bogotá ya llega al 6% (450.000 viajes diarios). Es un porcentaje valioso para contemplar la posibilidad de integrarlo al sistema integrado de transporte de Bogotá. Eso sería un gran acierto, pues ayudaría a mejorar los tiempos de desplazamiento origen/destino de los usuarios del sistema; generaría un impacto positivo en las finanzas de los bogotanos, quienes ahorrarían dinero mensual en transporte público, (de acuerdo a proyecciones de la Cámara de Comercio de Bogotá, con el uso de las ciclorrutas cada persona se podría ahorrar más de 80 mil pesos mensuales), lo cual a su vez descongestionaría los buses del SITP y de Transmilenio; e incitaría a construir una movilidad más limpia y sostenible para la ciudad.
El pasado 21 de abril de 2014 fue presentado y abierto el proceso de licitación para operar el sistema de bicicletas públicas en Bogotá. Al leer los pre-pliegos, junto con otras personas interesadas en el tema, encontré que la operación NO contempla la unificación del medio de pago, con el Sistema Integrado de Transporte Público (SITP). Y aunque por esos días, lo que registraron los medios de comunicación, era lo contrario: “Se busca que las ciclas se presten por media hora durante las veces que los usuarios quieran en el día, la idea, es que las personas tengan una membresía anual que costaría cerca de 90.000 pesos, pero habrá membresías semanales y mensuales. También podrá pagarse el día de servicio con dos pasajes (2.800) de la tarjeta Tullave.” En los documentos oficiales, presentados por la Secretaría de Movilidad, no aparece por ninguna parte la unificación de la tarifa de las bicicletas públicas, con la el (SITP).
Para no repetir la historia, es importante recordar la cantidad de líos que ha tenido la Administración Distrital para lograr la unificación de las tarjetas de las fases I y II de Transmilenio, con la fase III. ¿Será que esto se va a convertir en un nuevo lío para la implementación de las bicicletas públicas?
Por eso, mi llamado hoy, es que la Secretaría de Movilidad nos diga a quienes usamos bicicleta en la ciudad, así como a quienes investigamos el tema, si habrá o no unificación del sistema de bicicletas públicas con el SITP, incluyendo el medio de pago. Sería lo más conveniente para Bogotá.
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