A continuación les comparto una nota que escribí para mis amigos de la Plaza Pública. Aquí pueden ver la nota
El
pasado 22 de julio tuve la oportunidad
de asistir al evento de presentación de resultados del informe de Calidad de
Vida 2013, realizado por Bogotá Cómo Vamos, en asocio con la Universidad
Javeriana y la Universidad de los Andes, la cámara de Comercio y la Fundación
Corona. Al revisar toda la encuesta, tanto como los materiales allí presentados
encontré datos y resultados que prenden alarmas para la ciudad. Me quedaron
algunas dudas y me surgieron algunas reflexiones que me gustaría compartir con
ustedes.
La
encuesta confirma las denuncias que se hicieron desde la Veeduría Distrital y
desde el Concejo de Bogotá, sobre el incremento en la contratación directa en
las entidades del Distrito. Señala que durante el gobierno del alcalde Gustavo
Petro, ésta aumentó en un 30%, los sectores con más contratistas fueron la
Secretaría de Educación y de Integración
Social. Allí la pregunta que debemos hacernos, es si el número de personas
contratadas ha impactado de manera positiva en la calidad y cumplimiento de las
metas misionales de cada sector. Y la respuesta no es alentadora, en el caso de
la Secretaría de Educación hay una parálisis preocupante con la construcción de
colegios oficiales, razón por la cual, estudiantes y maestros se han quejado de
las condiciones en las que dan y reciben clases.
En
cuanto a la percepción de seguridad en la ciudad, la cosa se pone peor. Pues
evidencia la sensación ciudadana de los últimos meses, en la que el miedo se
volvió a apoderar de nosotros. Apuñalan por robar un celular, matan por robarse
unos tenis, golpean hasta la muerte por defender a un perro que es maltratado
por su dueño, se suben en Transmilenio y a cuchillo desbalijan a todos los que
van en el mismo vagón de los ladrones, y así… Según la encuesta, a la pregunta
de si los ciudadanos se sienten seguros en su ciudad, sólo 21% responde que sí,
resultado que junto al de Cartagena, y Valledupar son los más bajos de las 10
ciudades en las que fue aplicada la encuesta.
En
cuanto a la movilidad, los resultados
son desastrosos, a pesar de la visión del alcalde que dice que vamos bien.
Bogotá está colapsada, sus vías están llenas de huecos, que pretendieron tapar
con una máquina tapa huecos que está envuelta en una investigación, por líos en
la forma en la que se hizo el contrato. Además, después de un tiempo, el
relleno que le ponen a los huecos se derrite.
Por
otra parte, Transmilenio ha tenido cuatro gerentes en los últimos dos años,
generándole total inestabilidad. Los
usuarios nos quejamos de la grave crisis del sistema, crisis a la que no se le
está haciendo frente. Faltan buses, o están en mal estado, las frecuencias están
mal pensadas para la demanda de usuarios, no hay seguridad al interior de las
estaciones, las filas para entrar o salir son interminables y nos estamos
demorando más tiempo en llegar a nuestros destinos. No siendo suficiente con
eso, la cantidad de carros que hay en Bogotá aumenta a pasos agigantados, y no
hay pico y placa que valga, porque el problema no está en la restricción del
uso del carro particular, sino en la cultura del uso del carro que se alimenta
en la ciudad. La meta que se planteó la Secretaría de Movilidad, era la de
reducir a 51 minutos, el tiempo promedio de desplazamiento en carro, sin
embargo, el tiempo de desplazamiento hoy es de 64.8 minutos promedio. Y no
podemos perder de vista que para que la gente se baje del carro es necesario
que le ofrezcan un sistema de transporte público atractivo, seguro y rápido. Y
hoy eso es una ilusión…
Y
en cuanto a movilidad sostenible, bandera de la Administración de la “Bogotá
Humana”, los resultados son peores, pues de los 145Km de ciclorruta que se
prometieron, a la fecha sólo se han construido 32km y se han habilitado 8km de
bici carriles. Ojo, siendo esta una administración pro-bici. Y también es importante contar que la
licitación del sistema de bicicletas públicas para Bogotá está enredada porque
la Secretaría de Planeación no entregó su concepto, razón por la cual ésta
nunca se abrió. Y al parecer nos vamos a quedar sin sistema de bicicletas, otra
vez. Todo lo anterior me hace sentir, que Bogotá, en estos aspectos, va
perdiendo.
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