Fuente. Periódico Electrónico Pulso Agosto 25 de 2014 |
Es importante reconocer que darles más
espacios, tanto a peatones, como a usuarios de bicicleta, es una idea
interesante, que además concuerda con los lineamientos urbanísticos de las grandes
ciudades. El problema en Bogotá, es que ello no puede responder a la obsesión
de un mandatario, sino a la planeación de la ciudad
a largo plazo.
El proyecto que presentó la administración
de Gustavo Petro, pretende peatonalizar el
tramo entre la calle 10 hasta la 24, en el sector de San Diego. (En este link
pueden ver la propuesta).
Darle vida al centro de Bogotá se ha
convertido en una de las obsesiones del alcalde Gustavo Petro. Para él, “lo que
ha sucedido en la ciudad no corresponde a un principio de planificación
democrática. Bogotá se ha expandido sobre un territorio en la forma de un
plato: densificada hacia los bordes y desocupada hacia el centro”. (Marzo 11 de
2014).
Por lo anterior, desde que propuso este
proyecto, habló de un cambio de paradigma urbano para superar la segregación
social y mejorar la calidad ambiental de la zona. Para el alcalde una ciudad
más expandida es una ciudad más costosa, pues implica llevar autopistas y
servicios públicos a distancias cada vez más lejanas. Por eso insiste en llevar
más ciudadanos hacia el centro.
Suena muy bonito, y por supuesto
quién no va a querer un proyecto que se presenta tan bien. Sin embargo, es importante decir que no es sencillo, y que previa
cualquier intervención urbana, es preciso que
se tomen las medidas necesarias para preparar la zona, en este caso para
recibir una nueva demanda de ciudadanos, así como de nuevos usos y servicios. Por
ejemplo, en el centro de la ciudad es necesario antes que nada la recuperación del centro
histórico, para que la nueva gente que viniera a la zona valorara y se sintiera
orgullosa de la arquitectura y monumentos que describen los inicios de
urbanización de la ciudad. Asimismo, es necesario
que se adecuen las
vías de acceso para atender la nueva demanda de buses y peatones que
transitarían por la zona.
Tristemente, la mayoría de los objetivos que tiene el
proyecto no se han podido cumplir. Uno de ellos, el que tiene que ver con la
mejora en la calidad ambiental de la zona, no ha tenido los efectos esperados.
De acuerdo con un informe de la Veeduría
Distrital, sobre el impacto de la peatonalización de la carrera séptima, en pro
de la disminución de la contaminación, la reducción en emisiones de partículas
contaminantes por tráfico vehicular, contaminación visual y auditiva es ínfima comparada
con el caos que se está generando en la zona. O, por
ejemplo, en relación con el servicio de aseo y recolección de basuras, han
aumentado los desechos de restaurantes en la vía pública y de los nuevos
habitantes de calle que se han desplazado hacia la zona peatonalizada.
Una de las mayores preocupaciones frente al proyecto
tiene que ver con los cambios en el servicio de transporte público, el
cual tuvo que dejar de circular por la
carrera séptima y provisionalmente lo está haciendo por la carrera décima, de
donde también tendrá que salir, generando caos y afectando directamente a los
usuarios del mismo.
En cuanto al impacto en las ventas, FENALCO presentó
una encuesta el pasado mes de agosto. Allí se evidenció que para el 90 % de los
comerciantes sus ventas han disminuido entre un 30% y un 80 % desde que se
empezó a implementar la medida, y que la presencia de habitantes de calle
aumentó significativamente, en un 16% respecto al año anterior. (Agosto 26 de
2014).
http://caracol.glradio.com/noticias/bogota/90-de-los-comerciantes-alegan-perdidas-por-peatonalizacion-de-la-septima/20140826/nota/2384827.aspx Lo anterior deja
claro porque los comerciantes de la zona se oponen a la peatonalización del
centro ampliado, pero al parecer no tienen alternativas, pues la administración
insiste en mantenerla.
Los habitantes de la zona se quejan del aumento de
comercio informal, de accidentes de tránsito causados por el cambio de rutas,
de inseguridad por el desplazamiento de habitantes de calle hacia la zona, de aumento
de tráfico y trancones, y de la caída de las ventas para los comerciantes. Pero
sus preocupaciones llegan a oídos sordos, pues la medida sigue en avance.
Pareciera que la administración, con tal de cumplir la
obsesión del alcalde, ha ejecutado medidas sin estudios técnicos, y sin
consultar con la comunidad. Se están haciendo muchas cosas al tiempo en el
centro ampliado, pero sin la adecuada capacidad de gestión. Y en cambio
afectando la calidad de vida de los habitantes de la zona.
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